jueves, 5 de julio de 2012

Las Grutas Mogao (Dunhuang)



En la inmensidad del Gobi, se pierde un pequeño oasis alimentado por los deshielos de la cordillera Qilian, es Dunhuang, ciudad llena de vitalidad y dinámismo.
Al sureste, al pie de la montaña Mingsha, se ve un largo y sinuoso viaducto que enlaza centenares de grutas. Se admiran en ellas frescos y estatuas budistas. Majestuosas imágenes de Buda, volantes apsaras– forman un ambiente realmente imponente, digno de veneración.
Aquí se halla el mayor tesoro del arte búdico del mundo: las Grutas Mogao.
Datan del año 366. Según se registra, un célebre bonzo llamado Yuezun llegó un día a la montaña Mingsha, en su peregrinación hacia el Oeste. De repente, aparecieron ante su vista millares de imágenes de Buda, que resplandecían sobremanera, lo cual le ilustró sobre lo que debía hacer.Excavó entonces una gruta, la primera en el lugar. La construcción de éstas prosiguió a lo largo de los 1500 años que cubren las diez dinastías ulteriores: desde los Dieciséis Reinos hasta la Yuan. A pesar de la invasión de las arenas, se conservan todavía 750 con 3 000 estatuas pintadas y 45 000 metros cuadrados de frescos, cinco entradas con aleros de estructura de madera, concluídas bajo los Tang y Song, y la Cueva de los Cánones Búdicos. Contiene ésta cerca de 50 000 manuscritos y obras artísticas, que incluyen 1 000 pinturas de seda, grabados, bordados caligrafías, etc.


Estas grutas, consideradas un milagro, ¿por qué han aparecido en medio de tan vasto desierto?
En el siglo II a.n.e. el emperador Wu Di de la dinastía Han mandó a Zhang Qian en misión a las Regiones Occidentales. Quedó así abierta la “Ruta de la Seda" que conducía al Asia central y occidental. Por ella, se efectuaron, a través de los siglos, intercambios culturales y visitas amistosas entre China y Occidente.
Dunhuang, uno de los pasos inevitables, era antaño una metrópoli de mucho trajín, con numerosos comercios, templos y monasterios. Imtroducido a China el budismo, que se divulgaba mediante la utilización de imágenes artísticas, se fusionó con la cultura tradicional. Quedaron por ello gran cantidad de reliquias a lo largo de la ruta, entre las cuales destacan las grutas de Dunhuang que tienen como núcleo las Mogao. Son éstas las de más larga existencia y más rico contenido.


Las estatuas pintadas representan, en su mayoría, imágenes de personajes búdicos y sus ejercicios en la práctica de la perfección. Están hechas de arcilla. Quedan muy pocas realizadas antse de la dinastía Tang y son, lógicamente, las más valiosas.
Los murales son de rico y variado contenido: personificaciones de Buda, ilustraciones inspiradas en relatos religiosos, la evolución del budismo, leyendas, mitologías, tradiciones y retratos de donantes. Reflejan vívidamente la vida y las actividades sociales de las diversas etnias y estratos sociales: viajes de soberanos, labranza, escenas de caza y pesca; ceremonias nupciales y funerarias, contactos comerciales y mensajeros foráneos; cantos y danzas.
Se los describe como una “biblioteca mural" que permite a los estudiosos una clarificación de los contactos culturales y económicos entre la China noroccidental y los diversos países del Asia central y meridional.
Se aprecian allí artes de diferentes épocas. El de la dinastía Tang revive el período más brillante del budismo en el país, en que el arte foráneo se fusionó admirablemente con el chino. Entre las reliquias heredadas de los Tang, la más grande estatua de Buda alcanza a varias decenas de metros de altura; la menor tiene sólo unos 10 centímetros. Las ilustraciones son de grandes dimensiones: los retratos tienen suma expresividad. Las apsaras son bellas bodhisattvas con mucha gracia ejecutan música, vuelan o danzan y exhalan su fragancia. :as de la dinastía Tang, que no se parecen a los ángeles creados por Dios para su ministerio, ni a las hadas de la antigua India que se desplazan sobre nubes, son, bajo el pincel de los artistas chinos, beldades que vuelan leves, con sus cintas de seda.


En la antigüedad, las Grutas Mogao estaban rodeadas de misterio; las gentes depositaban en ellas su noble espíritu. Los peregrinos no cejaron de concurrir allí hasta la dinastía Yuan. A partir de la dinastías Ming y Qing, las gurtas fueron echadas en olvido. Mas, en 1900, el taoísta Wang Yuanlu, que guardaba las grutas Mogao, descubrió, cuando realizaba la limpieza la caverna de los Cánones Búdicos. La noticia de tan importante hallazgo arqueológico del siglo XX, se propagó rápidamente, de modo que los “exploradores" que actuaban en Asia central se abalanzaron sobre Dunhuang y se llevaron millares de estatuas, de murales, de documentos, a Tokio, a Londres, a París, a Moscú...
Las maravillas y atractivos de Dunhuang y la Ruta de la Seda se convirtieron en una nueva disciplina científica: la Dunhuanglogía.
En los años 40, China estableció entidades especializadas en la investigación y protección de las Grutas Mogao; en los 60, se logró su recuperación y fortalecimiento. Desde la década del 80, se encuentran bajo protección científica.


El entusiasmo por la Dunhuanglogía es, en el mundo de estos últimos años, cada vez mayor.
Las Grutas Mogao mantienen una sempiterna seducción.

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